1David entonces reunió a los hombres que estaban con él y nombró generales y capitanes*18:1 En hebreo nombró comandantes de miles y comandantes de cientos. para que los dirigieran.
—Yo iré con ustedes.
3Pero sus hombres se opusieron terminantemente e insistieron:
—No debe ir. Si tenemos que salir en retirada y huir, aunque maten a la mitad de nosotros no cambiaría nada para las tropas de Absalón; es a usted al que buscan. Usted vale por diez mil de nosotros.*18:3 Así aparece en dos manuscritos hebreos y en algunos manuscritos griegos y latinos; la mayoría de los manuscritos hebreos dicen Ahora hay 10.000 como nosotros. Es mejor que se quede aquí en la ciudad y nos envíe ayuda si la necesitamos.
4—Si ustedes piensan que ese es el mejor plan, lo seguiré —respondió el rey.
De modo que se quedó al lado de la puerta de la ciudad mientras las tropas marchaban en grupos de cientos y de miles.
5Entonces el rey les dio esta orden a Joab, a Abisai y a Itai:
—Por consideración a mí, traten con bondad al joven Absalón.
Y todas las tropas escucharon que el rey daba esta orden a sus comandantes.
6Así que comenzó la batalla en el bosque de Efraín,
9Durante la batalla, Absalón se cruzó con algunos hombres de David. Trató de escapar en su mula, pero al pasar cabalgando debajo de un gran árbol, su cabello*18:9 En hebreo su cabeza. se enredó en las gruesas ramas. La mula siguió y dejó a Absalón suspendido en el aire.
—Vi a Absalón colgando de un gran árbol.
11—¿Qué? —preguntó Joab—. ¿Lo viste ahí y no lo mataste? ¡Te hubiera recompensado con diez piezas de plata*18:11 En hebreo 10 [siclos] de plata, aproximadamente 114 gramos o 4 onzas. y un cinturón de héroe!
12—No mataría al hijo del rey ni por mil piezas de plata*18:12 En hebreo 1000 [siclos] de plata, aproximadamente 11,4 kilos o 25 libras. —le respondió el hombre a Joab—. Todos escuchamos lo que el rey les dijo a usted, a Abisai y a Itai: “Por consideración a mí, por favor, perdonen la vida del joven Absalón”.
14—Basta ya de esta tontería —dijo Joab.
Enseguida Joab tomó tres dagas y las clavó en el corazón de Absalón mientras estaba colgado, todavía vivo, del gran árbol.
16Entonces Joab hizo sonar el cuerno de carnero, y sus hombres regresaron de perseguir al ejército de Israel.
18Mientras aún vivía, Absalón se había erigido a sí mismo un monumento en el valle del Rey, porque dijo: «No tengo hijo que perpetúe mi nombre». Le puso al monumento su propio nombre, y es conocido como el monumento de Absalón hasta el día de hoy.
19Después Ahimaas, hijo de Sadoc, dijo:
—Déjeme ir corriendo para darle al rey las buenas noticias: que el Señor lo ha librado de sus enemigos.
20—No —le dijo Joab—, no serían buenas noticias para el rey saber que su hijo está muerto. Puedes ser mi mensajero otro día, pero hoy no.
21Entonces Joab le dijo a un etíope:*18:21 En hebreo un hombre de Cus; similar en 18:23, 31, 32.
—Ve a decirle al rey lo que has visto.
El hombre se inclinó y se fue corriendo.
22Pero Ahimaas continuó rogándole a Joab:
—Pase lo que pase, por favor, deje también que yo vaya.
—¿Para qué quieres ir, hijo mío? —le respondió Joab—. No habrá recompensa por las noticias.
23—Estoy de acuerdo, pero igual permítame ir —le suplicó.
Joab finalmente le dijo:
—Está bien, puedes ir.
Entonces Ahimaas tomó el camino más fácil por la llanura y corrió a Mahanaim y llegó antes que el etíope.
24Mientras David estaba sentado entre las puertas internas y externas de la ciudad, el centinela subió al techo de la entrada de la muralla. Cuando se asomó, vio a un solo hombre que corría hacia ellos.
—Si está solo, trae noticias.
Al acercarse el mensajero,
—¡Allí viene otro!
El rey respondió:
—También trae noticias.
27—El primer hombre corre como Ahimaas, hijo de Sadoc —dijo el centinela.
—Él es un buen hombre y trae buenas noticias —respondió el rey.
28Ahimaas le gritó al rey:
—¡Todo está bien!
Se inclinó delante del rey rostro en tierra y dijo:
—Alabado sea el Señor su Dios, quien ha entregado a los rebeldes que se atrevieron a hacerle frente a mi señor el rey.
29—¿Qué me dices del joven Absalón? —preguntó el rey—. ¿Está bien?
—Cuando Joab me dijo que viniera, había una gran conmoción —contestó Ahimaas—, pero no supe lo que pasaba.
30—Espera aquí —le dijo el rey.
Y Ahimaas se hizo a un lado.
31Enseguida el etíope llegó y le dijo:
—Tengo buenas noticias para mi señor el rey. Hoy el Señor lo ha librado de todos los que se rebelaron en su contra.
32—¿Qué me dices del joven Absalón? —preguntó el rey—. ¿Se encuentra bien?
Y el etíope contestó:
—¡Que todos sus enemigos, mi señor el rey, ahora y en el futuro, corran con la misma suerte de ese joven!
33*18:33 El versículo 18:33 corresponde al 19:1 en el texto hebreo.Entonces el rey se sintió abrumado por la emoción. Subió a la habitación que estaba sobre la entrada y se echó a llorar. Y mientras subía, clamaba: «¡Oh, mi hijo Absalón! ¡Hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Si tan solo yo hubiera muerto en tu lugar! ¡Oh Absalón, mi hijo, mi hijo!».