1Cuando Jesús terminó de hablar todas esas cosas, dijo a sus discípulos:
3En ese mismo momento, los principales sacerdotes y los ancianos estaban reunidos en la residencia de Caifás, el sumo sacerdote,
6Mientras tanto, Jesús se encontraba en Betania, en la casa de Simón, un hombre que había tenido lepra.
8Los discípulos se indignaron al ver esto. «¡Qué desperdicio! —dijeron—.
10Jesús, consciente de esto, les respondió: «¿Por qué critican a esta mujer por hacer algo tan bueno conmigo?
14Entonces Judas Iscariote, uno de los doce discípulos, fue a ver a los principales sacerdotes
17El primer día del Festival de los Panes sin Levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron:
—¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?
18—Al entrar en la ciudad —les dijo—, verán a cierto hombre. Díganle: “El Maestro dice: ‘Mi tiempo ha llegado y comeré la cena de Pascua con mis discípulos en tu casa’”.
19Entonces los discípulos hicieron como Jesús les dijo y prepararon la cena de Pascua allí.
20Al anochecer, Jesús se sentó a la mesa*26:20 O Jesús se reclinó. con los Doce.
—Les digo la verdad, uno de ustedes me traicionará.
22Ellos, muy afligidos, le preguntaron uno por uno:
—¿Seré yo, Señor?
23Jesús contestó:
—Uno de ustedes que acaba de comer de este plato conmigo me traicionará.
25Judas, el que lo iba a traicionar, también preguntó:
—¿Seré yo, Rabí?
Y Jesús le dijo:
—Tú lo has dicho.
26Mientras comían, Jesús tomó un poco de pan y lo bendijo. Luego lo partió en trozos, lo dio a sus discípulos y dijo: «Tómenlo y cómanlo, porque esto es mi cuerpo».
27Y tomó en sus manos una copa de vino y dio gracias a Dios por ella. Se la dio a ellos y dijo: «Cada uno de ustedes beba de la copa,
30Luego cantaron un himno y salieron al monte de los Olivos.
31En el camino, Jesús les dijo: «Esta noche, todos ustedes me abandonarán, porque las Escrituras dicen:
“Dios golpeará*26:31 En griego Golpearé. Za 13:7. al Pastor,
y las ovejas del rebaño se dispersarán”.
32Sin embargo, después de ser levantado de los muertos, iré delante de ustedes a Galilea y allí los veré».
33Pedro declaró:
—Aunque todos te abandonen, yo jamás te abandonaré.
34Jesús respondió:
—Te digo la verdad, Pedro: esta misma noche, antes de que cante el gallo, negarás tres veces que me conoces.
35—¡No! —insistió Pedro—. Aunque tenga que morir contigo, ¡jamás te negaré!
Y los demás discípulos juraron lo mismo.
36Entonces Jesús fue con ellos al huerto de olivos llamado Getsemaní y dijo: «Siéntense aquí mientras voy allí para orar».
39Él se adelantó un poco más y se inclinó rostro en tierra mientras oraba: «¡Padre mío! Si es posible, que pase de mí esta copa de sufrimiento. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía».
40Luego volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Le dijo a Pedro: «¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora?
42Entonces Jesús los dejó por segunda vez y oró: «¡Padre mío! Si no es posible que pase esta copa*26:42 En griego Si esto no puede pasar. a menos que yo la beba, entonces hágase tu voluntad».
44Así que se fue a orar por tercera vez y repitió lo mismo.
47Mientras Jesús hablaba, llegó Judas, uno de los doce discípulos, junto con una multitud de hombres armados con espadas y palos. Los habían enviado los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo.
—¡Saludos, Rabí! —exclamó y le dio el beso.
50Jesús dijo:
—Amigo mío, adelante, haz lo que viniste a hacer.
Entonces los otros agarraron a Jesús y lo arrestaron;
52«Guarda tu espada —le dijo Jesús—. Los que usan la espada morirán a espada.
55Luego Jesús le dijo a la multitud: «¿Acaso soy un peligroso revolucionario, para que vengan con espadas y palos para arrestarme? ¿Por qué no me arrestaron en el templo? Estuve enseñando allí todos los días.
57Luego la gente que había arrestado a Jesús lo llevó a la casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los maestros de la ley religiosa y los ancianos.
59Adentro, los principales sacerdotes y todo el Concilio Supremo*26:59 En griego el Sanedrín. intentaban encontrar testigos que mintieran acerca de Jesús para poder ejecutarlo.
62Entonces el sumo sacerdote se puso de pie y le dijo a Jesús: «Bien, ¿no vas a responder a estos cargos? ¿Qué tienes que decir a tu favor?».
—Te exijo, en el nombre del Dios viviente, que nos digas si eres el Mesías, el Hijo de Dios.
64Jesús respondió:
—Tú lo has dicho; y en el futuro verán al Hijo del Hombre sentado en el lugar de poder, a la derecha de Dios,*26:64a En griego sentado a la derecha de poder. Ver Sal 110:1. y viniendo en las nubes del cielo.*26:64b Ver Dn 7:13.
65Entonces el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras en señal de horror y dijo: «¡Blasfemia! ¿Para qué necesitamos más testigos? Todos han oído la blasfemia que dijo.
«¡Culpable! —gritaron—. ¡Merece morir!».
67Entonces comenzaron a escupirle en la cara a Jesús y a darle puñetazos. Algunos le daban bofetadas
69Mientras tanto, Pedro estaba sentado afuera en el patio. Una sirvienta se acercó y le dijo:
—Tú eras uno de los que estaban con Jesús, el galileo.
70Pero Pedro lo negó frente a todos.
—No sé de qué hablas —le dijo.
71Más tarde, cerca de la puerta, lo vio otra sirvienta, quien les dijo a los que estaban por ahí: «Este hombre estaba con Jesús de Nazaret*26:71 O Jesús nazareno.».
72Nuevamente, Pedro lo negó, esta vez con un juramento. «Ni siquiera conozco al hombre», dijo.
73Un poco más tarde, algunos de los otros que estaban allí se acercaron a Pedro y dijeron:
—Seguro que tú eres uno de ellos; nos damos cuenta por el acento galileo que tienes.
74Pedro juró:
—¡Que me caiga una maldición si les miento! ¡No conozco al hombre!
Inmediatamente, el gallo cantó.
75De repente, las palabras de Jesús pasaron rápidamente por la mente de Pedro: «Antes de que cante el gallo, negarás tres veces que me conoces». Y Pedro salió llorando amargamente.